METEDURAS DE PARA SOBRE DÉFICIT Y DEUDA

ANDALUCES.ES
Luis Ángel Hierro
Los años no pasan en balde, tampoco en economía. Cierto es que hay economistas, los liberales de credo, a los que le gustaría que la economía se rigiese por leyes inmutables para las que el tiempo fuera indiferente. En un mundo de ese tipo, sus recetas tendrían validez perpetua y ellos serían como dioses del Olimpo gobernando nuestras miserables vidas perecederas. Sin embargo la realidad es que el tiempo también pasa en economía, por eso durante la semana pasada nos hemos dedicado a hablar del artículo 135 de Constitución y de aquella inútil reforma de 2011 que los diosecillos liberales del FMI, el BCE y la Comisión Europea nos impusieron, aprovechando que los tiburones de las finanzas atacaban sin piedad al euro a través de la deuda española e italiana.
La reforma liberal aprobada venía a decir fundamentalmente dos cosas: que había que acatar los dictados de la Unión Europea en cuanto al déficit y la deuda, y que los pagos por intereses y por amortización de la deuda pasaban a tener prioridad absoluta. A esas dos cuestiones, y por exigencia de Rubalcaba que entendía que esa reforma express justo antes de las elecciones iba a ser su enterramiento político, se incorporó una referencia a que el déficit regulado fuera el estructural.
INNECESARIA E IRRELEVANTE
Pues bien, en cuanto a lo primero la reforma era innecesaria e irrelevante: ya el artículo 96 de la Constitución garantiza la aplicación de los tratados internacionales y su obligado cumplimiento, por tanto desde que los Tratados de la Unión fueron aprobados por el Congreso son de obligado cumplimiento en todos sus aspectos, incluidas las normas sobre déficit y deuda. Pero es más, no es que no fuera necesaria, es que en realidad era contraproducente ya que la reforma era un reconocimiento implícito de que en algún momento el Gobierno español podría haber tenido la tentación de no pagar. Es decir, cuando se aprobó la reforma lo que hicimos fue dar la razón a los especuladores que nos atacaban y meter más leña en el fuego.
La novedad en realidad se encontraba en lo segundo. Los Tratados de la Unión no establecen prioridades de pago para el sector público, sin embargo en nuestro país, a partir de la reforma que nos impuso la Comisión, cobra antes el banco que tiene los títulos de deuda que los pensionistas, los médicos, los maestros, los jueces, los militares … Un auténtico despropósito económico, político y social que nos hace un país de segunda dentro de la Unión. De hecho, prácticamente ningún país de Europa tiene una regulación de ese tipo ya que sacraliza al mercado por encima de los ciudadanos e incluso por encima del propio Estado.
SOBRE EL DÉFICIT: SÍRVASE USTED MISMO
Finalmente, la cuestión de déficit estructural, el escape impuesto por Rubalcaba, lo que implicaba era hacer inocuos los límites. En efecto, los economistas, cuando calculamos el déficit, distinguimos entre el déficit estructural, el que se debe a las políticas de ingresos y gastos que hace el Gobierno, y el déficit cíclico, el que se debe a que la economía crezca más o menos. Cuando la economía entra en crisis baja la recaudación por impuestos y suben los gastos por desempleo, sin que el Gobierno haya hecho nada, simplemente por la evolución de la economía. El déficit que se produce por esta razón se elimina simplemente cuando mejora la economía y no es necesario hacer nada para corregirlo. Esta explicación que en principio parece sencilla es muy difícil de pasar a números, ya que los economistas no nos ponemos de acuerdo en la fórmula para dividir el déficit en cíclico y estructural. Es más, la forma más común de calcularlo, el método Hodrick-Prescott, es tal que puede darte infinitos resultados según manipulas la fórmula. O sea, que cada cual puede calcular el déficit estructural a su gusto para saltarse los límites y por tanto la reforma era todavía más inútil.
En definitiva, de las tres cuestiones relevantes de la reforma lo único importante era que ponía a los banqueros y a los tenedores de deuda por delante de los ciudadanos y el propio Estado. De ahí que tenga completa razón Pedro Sánchez en reconocer que la reforma hecha por el Gobierno de Zapatero fue un despropósito. Además hay que recordar, sobre todo a los que critican internamente la decisión de Sánchez, que la reforma no fue sometida a ningún órgano del PSOE, ya que Zapatero no la sometió ni tan siquiera a su Ejecutiva Federal y se limitó a reunir a los barones, en una cena en Moncloa, y después al grupo parlamentario para venderle que era la salvación de España. Además, también hay que recordarles que en la última Conferencia Política del PSOE se aprobó un texto que reconocía el error cometido. Y sobre todo y más importante, también hay que recordar que la reforma fue inútil para lo que era su fin, frenar el ataque especulativo. La reforma se hizo cuando la prima de riesgo estaba entorno a 420 puntos básicos. Justo un año después de esa “maravillosa” reforma liberal que iba a solucionarlo todo la prima llegó a los 649 puntos básicos. Fue entonces cuando Dragui cerró el casino y se solucionó un problema tanto para España, como para Italia, que por cierto no cambió su constitución hasta abril de 2012, también sin ningún resultado.
Y EN ESO LLEGÓ PODEMOS
Pues bien, en estas estábamos cuando irrumpe Podemos con su programa económico y la cuestión de la deuda. En efecto, en sus primeras alocuciones, antes de ser eurodiputado, Pablo Iglesias se dedicó a criticar la deuda acumulada durante el boom y a afirmar que hay que reestructurarla e incluso no pagarla si no es legítima. El problema está en que Iglesias siempre hablaba de deudas privadas y del Estado y esto último es una imprudencia económica colosal.
Los Estados tienen que atender sus deudas puesto que son la garantía de pago del país frente a terceros. España es un país cumplidor y no ha impagado ni reestructurado su deuda exterior desde 1882. En Europa: Francia, Holanda y Suecia no lo han hecho desde 60 años antes, durante la época napoleónica; Portugal desde 1890; Rusia desde la revolución soviética en 1918; y Alemania, Austria, Hungría, Polonia y Rumanía desde los años 30 bajo poder de Hitler. Es decir, los países desarrollados no declaran su deuda ilegitima ni la reestructuran salvo en circunstancias extremas y España ni tan siquiera lo hizo durante la Guerra Civil, puesto que los dos gobiernos atendieron sus deudas con el resto del mundo. O sea, que Podemos y su líder han metido la pata hasta el cuello con este tema.
MARCHA ATRÁS SIN QUE SE NOTE
Tal es así, que si revisamos el texto elaborado por Navarro y Torres, vemos que Podemos ha intentado desdibujar el tema, para dar marcha atrás en la deuda del Estado sin que se note. La realidad es que la deuda del Estado Español ni es insostenible, ni es ilegitima y por tanto España ni impagará su deuda ni la reestructurará. Iglesias en su exceso de populismo, utilizó este tema para ganarse el apoyo de los afectados por las hipotecas, y ahora que tiene aspiraciones de participar en el gobierno está intentado eludir la cuestión para dar imagen de partido de gobierno.
En definitiva, que ni la reforma, por inútil y lesiva, ni los excesos populistas de reestructuración, por contrarios a los intereses de España y los españoles. En el tema de el déficit y la deuda mejor hacer como la mayoría, quietos y callados para no meter la pata.
Artículo publicado en andaluces.es el 30 de noviembre de 2014
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