La importancia de algunas cosas sólo se percibe cuando te topas con ellas o ellas contigo como le sucedió a Newton que, gracias a que se fue a echar la siesta bajo un manzano y uno de sus frutos maduros le cayó en la naríz, descubrió la Ley de la Gravitación Universal, ésa por la que todo el universo -aunque no sepamos donde empieza y donde acaba, si es que empieza y acaba- gira en perfecta armonía permitiendo que vivamos. Antes del descubrimiento giraba igualmente pero la simple observación de su movimiento sólo llevaba a que la gente creyera que el sol, la luna o determinados planetas y estrellas eran fuerzas sobrenaturales que podían influir positiva o negativamente en sus vidas y, en vez de aprovechar sus energías, únicamente pensara en inventar ceremonias para tratar de influir en ellos.

Se realizaron durante milenios pero aunque tranquilizasen a quienes los llevaban a cabo, hoy sabemos que eran perfectamente inútiles y, si acaso, sólo ayudaron a que se formaran castas de “administradores del más allá”. Algo parecido sucede todavía con la democracia: hay personas que la ven con los mismos ojos supersticiosos que aquellos primitivos miraban los astros y todo lo que se les ocurre es recurrir a conjuros como el de esas papeletas de voto nulo auspiciada por una de las versiones modernas de las religiones tribales -las plataformas- en Tres Barrios y Amate. Es en estos casos donde se percibe que la asignatura Educación para la Ciudadanía puede ser tan importante como lo fue la Física para Isaac Newton.

Por la carencia de esa educación hay quien cree necesario realizar rituales para atraerse la atención de poderes lejanos en lugar de descubrir que la energía que emana de ellos pertenece a la sociedad y es el voto la palanca para lograr que sirva a unos pocos o a todos y malgastarlo es tirar piedras al propio tejado. Y sin reflexionar sobre otro detalle: ¿por qué esas iniciativas siempre surgen en barriadas populares y nunca en enclaves señoriales? Tal vez porque, además de almas primitivas, tambien haya “castas de brujos” que buscan beneficiarse de su ingenuidad.

Antonio Zoido

Publicado en El Correo de Andalucía el 22 de mayo de 2014