ACULTURACIÓN GUBERNAMENTAL
A pesar de las obras del cardenal Hernando de Talavera y del espíritu innovador de los jesuitas, los moriscos sufrieron un despojo cultural –aculturación se llama ahora– a partir de las barbaridades de Cisneros, regente de Castilla. Pero en buena parte del siglo que transcurrió hasta su expulsión hubieron de vivir gracias a pactos y eso hizo que, cuando llegaron a Marruecos, Argelia o Túnez no se diferenciaran de otros españoles. Habían olvidado ya el árabe (algunos eran, incluso, cristianos), fueron muy importantes en esos países pero siguieron siendo colectivos muy diferenciados que componían poesías u obras de teatro en castellano, celebraban corridas de toros y tenían a gala llevar apellidos latinos.
Un día que volvíamos de visitar la ciudad romana de Dugga, paramos a comer en un moderno restaurante donde, estorbando un poco la entrada, había dos olivos más que centenarios. En la sobremesa entablamos conversación con el dueño que contó como su familia siempre había cuidado de aquellos árboles que, según decían, habían sido plantones llegados de España. –Cuando levantamos el edificio, el arquitecto quiso arrancarlos pero nos negamos: forman parte de nuestro pasado, dijo. Si eso no es conservar la tradición, que venga Dios, Alá o Jehová y lo vea.
Las mezquitas de las comarcas moriscas tunecinas parecen iglesias jiennenses o granadinas (hasta con reloj en la torre) y el mibrab de la de Testur podría ser su altar barroco; las lacerías de las puertas de las casas se desarrollan a partir de cruces y sus moradores siguen llamándose a sí mismos españoles, andaluces o aragoneses. No hablemos de la música andalusí, resistiendo contra viento y marea el envite de la turca y de la egipcia. Las razones esgrimidas por el gobierno de Rajoy –«haber perdido la cultura hispana»– para no usar con esta gente los mismos criterios que dan a los sefardíes la nacionalidad española son una excusa banal que demuestra no querer reparar una injusticia sino hacer negocios. Argumentos de pancistas aculturados, ignorantes de lo que son la justicia y las raíces de la nación que malgobiernan.
Antonio Zoido
Publicado en El Correo de Andalucía el 12 de junio de 2014
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