TERCOS
No ganamos para sustos. Entre la alerta por el ébola en España que durará al menos hasta noviembre y la amenaza de ese fenómeno meteorológico llamado ciclogénesis no sabe uno si ponerle una vela a San Prisco de Capua o sacarse un billete para Nueva Zelanda.
Pero a mí lo que realmente me produce alarma y miedo es la posibilidad de una nueva recaída de la economía europea y por ende de la española.
Las consecuencias de las políticas a ultranza de austeridad están llevando a la eurozona a un estancamiento que podría derivar en una nueva recesión. Para colmo de males Alemania acaba de revisar a la baja sus tasas de crecimiento económico.
La locomotora alemana parece tener el motor gripado y las bolsas han respondido con un gran desplome. Hasta la Directora del FMI ha alertado de la posibilidad de esa tercera recesión en poco más de siete años.
¿Se imaginan más desempleo y una nueva oleada de cierre de empresas?
Sinceramente pienso que un enfermo con ligerísimos síntomas de mejoría como es la economía española no aguantaría otro invite en términos de recesión.
Si se confirmaran los malos augurios quedaría demostrado que la tan cacareada recuperación española de la que hace gala Rajoy y su coro celestial sería más enclenque que un náufrago tras 30 días a la deriva.
Este gobierno ha hecho sonar las trompetas del aleluya para acompañar discursos llenos de euforia donde nos han repetido una y otra vez que estamos siendo un ejemplo en abordar la crisis.
Hay datos más que suficientes para ponerles unas sordinas a las trompetas de la euforia de Rajoy.
En España la creación de empleo allá donde se produce es en la mayoría de las ocasiones muy precario y hasta indecente en algunos casos, las decisiones de inversión de las empresas son débiles o apenas crecen y el crédito sigue sin fluir. Y de la deuda mejor no hablar
La pregunta pertinente es porque se persiste en el mismo error, porque ese empecinamiento en seguir una senda equivocada. Porque seguir con tratamientos y terapias con el enfermo cuando éste no mejora .Que tiene que ocurrir para que el mantra de la falsa austeridad se tambalee como única solución posible. Las pruebas de su ineficacia para salir del agujero se acumulan una detrás de otra.
Tanta terquedad es bastante sospechosa.
Antonio Muñoz
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