La investidura de Susana y el ‘dilema del prisionero’

Luis Ángel Hierro
Los resultados electorales en Andalucía han determinado una interesante aritmética política en el Parlamento, justo en un momento en el que ninguna fuerza quiere tomar decisiones que puedan incidir negativamente en los resultados de las próximas elecciones municipales. Además esa aritmética política debe manifestarse antes de las elecciones en dos votaciones fundamentales: la elección de la mesa del Parlamento y la investidura de la candidata a la Presidencia de la Junta.
Comenzando por la elección de la mesa, los resultados electorales determinan que el PSOE debe tener mayoría en la misma con la concurrencia de cualquier grupo, excepto IU. Es decir, con la composición actual el PSOE debería tener 3 miembros de los 7, eso dejaría a los 4 grupos restantes, incluido el PP, con un único representante ya que el reglamento obliga a que estén todos presentes y no se puede excluir a IU. En esta tesitura al PP le interesaría pactar una ampliación de la mesa a 9 miembros para pasar de uno a dos representantes. En ese posible acuerdo de ampliación se incluiría también la presidencia del parlamento para el PSOE y la primera vicepresidencia para el PP. Si el PP no accede a ese acuerdo, que es el razonable, entonces podría perder esa primera vicepresidencia en favor de Podemos en una mesa de 7 miembros.
Obviamente queda la alternativa radical de intentar un frente contra el PSOE para arrebatarle la presidencia del Parlamento, como hicieron PP e IU en la legislatura de la pinza, pero para que sea efectivo es necesario que se alíen Podemos y PP, lo cual es altamente improbable ya que el precio en votos que pagaría Podemos en las municipales y en la generales sería tremendo y muy probablemente relanzaría las posibilidades del PSOE a nivel nacional.
En definitiva, en cuanto a la elección de la mesa creo que la opción más plausible es un acuerdo del PSOE, bien con el PP para una mesa de 9 o bien con el resto de fuerzas para una mesa de 7. Tampoco es descartable un acuerdo de todos en el que las pérdidas en la mesa se compensen con la distribución de presidencias de las distintas Comisiones.
Superado ese rubicón, el PSOE ya contaría con la presidencia del Parlamento y en ese momento la aritmética sería tal que el PSOE ya no perdería ninguna votación salvo que PP y Podemos voten conjuntamente, ya que una alianza PP+Ciudadanos+IU no vencería los 47 votos del PSOE por el voto de calidad de la Presidencia.
En esa situación es en la que el PSOE se enfrentaría a la investidura como Presidenta de Susana Díaz. El PP, cuyo candidato Moreno Bonilla se fue de la boca en campaña electoral diciendo que gobernaría la lista más votada, ahora dice que de eso nada. La explicación es muy fácil, el PP está a punto de perder la mayoría absoluta en casi todos los ayuntamientos y además es muy factible que se formen coaliciones para sacarlos de los gobiernos municipales que llevan ocupando desde hace 20 años. Siendo así los alcaldones, que ven peligrar su sillón, se lanzaron contra Moreno para imponer el criterio de que o hay pacto PP-PSOE para respetar la lista más votada en las alcaldías o el PP votará contra la investidura de Susana. Eso lleva al PP a una dinámica contraria a la gran coalición que sueña Rajoy y el residuo social-liberal del PSOE y a una especie de callejón sin salida en Andalucía que muy probablemente acabe dejando al PP sólo en la votación y en los ayuntamientos.
Por su parte Ciudadanos, que crece a costa de los votantes del PP, no puede manifestarse como apoyo del PSOE. Su candidato, Juan Marín, es muy proclive al acuerdo con el PSOE, incluso le gustaría entrar en el gobierno, no obstante quien de verdad manda, Rivera, le ha obligado a exigir las cabezas de Chaves y Griñan. Con ese giro Rivera pone una condición que el PSOE no puede cumplir, ya que de hacerlo estaría dando a Ciudadanos el poder de decidir sobre los suyos, y frena cualquier acuerdo antes de las municipales. Curiosamente, cuando pasen las municipales, y pacten en muchos ayuntamientos con el PP, Ciudadanos será el primero en pedir un pacto de gobierno con el PSOE en la Junta para compensar, aunque para esa fecha seguramente será tarde.
Finalmente, está Podemos que en sus condiciones ha incluido que la Junta rompa con los bancos que desahucian, una reducción de altos cargos, la responsabilidad subsidiaria de los partidos respecto a los corruptos y de paso también las cabezas de Chaves y Griñan. Eso sí, desde Madrid han dicho que estos puntos no son líneas rojas y que se puede llegar a acuerdos. Llama la atención que con estas peticiones Podemos parece estar pensando más en un pacto de gobernabilidad que en un acuerdo de investidura, ya que solicitan algunas medidas cuya implementación requiere del funcionamiento ordinario de la Junta y del Parlamento. No sabemos si lo hacen por desconocimiento o por hacer imposible el acuerdo.
Obviamente en Podemos hay mucho dirigente con el “gen bolchevique”, por definición antisocialista, pero también es cierto que ese gen se atenúa cuando se roza el gobierno. Lo cierto es que una vez aclarado que Podemos no va a conseguir el voto de cabreo de la derecha, ya decantado por Ciudadanos, si quiere gobernar en algún municipio relevante va a necesitar apoyos o abstenciones que obviamente jamás tendría del PSOE si impide la investidura de Susana. Puede que en la retirada de Teresa Rodríguez de la primera línea de contactos y en la atenuación de su “gen bolchevique” influya el resultado obtenido por Podemos en Cádiz capital y el sueño de su formación de conseguir la alcaldía en mayo.
En fin, que cada uno se ha lanzado a fijar condiciones en función a sus intereses táctico-electorales aunque en la mente de todos pesa la necesidad de ponerse de acuerdo con el PSOE en apenas un mes y medio. O sea, que la situación se parece al dilema del prisionero que tanto utilizamos los economistas y que consiste en que los autores de un crimen, interrogados por separado, en lugar de negar toda implicación acaban acusándose entre ellos al desconocer si los otros están llegando a un acuerdo para salvarse a cambio de acusar a los demás.
En efecto, si todos se ponen de acuerdo podrían hacer que la negociación fuera un suplicio para el PSOE, pero ante la posibilidad de que el primero que pacte abstenerse en la investidura tendrá la puerta abierta para lo que le necesite en el futuro inmediato, muy probablemente en breve esto sea una carrera para ver quién se abstiene antes, y no descartemos que al final sean varios los grupos que se abstengan para no cerrarse la puerta del PSOE cara a las municipales.
Artículo publicado en Andalucesdiario.es el 5 de abril de 2015
Enlace al artículo:
http://www.andalucesdiario.es/con_s_de_sensatez/la-investidura-de-susana-y-el-dilema-del-prisionero/
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