EL EX MINISTRO, EL EMPRESARIO, SU MUJER Y SU AMANTE

piratas

 

Mar Martín

Aunque lo parezca, no es una película de Peter Greenaway. Son los nuevos investigados en la operación Lezo. Eduardo Zaplana, Juan Miguel Villar Mir y la mujer de Ignacio González protagonizan el nuevo episodio de la serie: “Piratas, saqueadores de lo público que amasan fortunas con lo ajeno”. Pronto en las mejores salas, eso sí, con el 21% de IVA.

Como la ficción siempre supera la realidad, imaginar la sinopsis de la película no sería difícil. Sobre todo, después de descubrir que estos garantes de la gestión, estos defensores de la empresa privada, llevan décadas dedicándose a lo público para delinquir. Porque, de otro modo no se entiende su empeño en la política. ¿Si son tan buenos gestores y opinan que la gestión pública no es rentable, por qué no se han dedicado a gestionar, tan bien como saben, sólo sus empresas privadas? He aquí el asunto principal de la película que llevan tantos años protagonizando.

Son ellos y sus familias, los legítimos dueños de las riendas que deben guiar España. Porque desde los despachos de los ministerios, las consejerías y las concejalías, se pueden amañar negocios con suculentos beneficios para sus bolsillos y para financiar un partido que tiene que garantizar su perpetuidad en el gobierno, con objeto (y cerramos el círculo) de poder seguir amasando dinero público en sus cuentas corrientes.

El PP, por lo que van desvelando los juzgados, más que un partido político es una trama organizada con el único objetivo de saquear las arcas públicas, desmontar el Estado de Bienestar privatizando los servicios básicos como la educación y la sanidad, las pensiones y todo lo que observen susceptible de negocio, aunque condenen a la indigencia y miseria a una parte importante de la población y dejen sin esperanza a generaciones de jóvenes.

Y dicen que son patriotas, pero son antisistemas que roban el dinero de los impuestos (que ellos no pagan al desviarlo a paraísos fiscales) en forma de comisiones millonarias u obras innecesarias. Mercasa, Bankia, el Canal de Isabel II, aeropuertos sin aviones o autopistas que concedieron a sus amigos y tras su fiasco ahora quieren nacionalizar. Ponen y quitan jueces y fiscales a su antojo, incluso son capaces de desviar ríos para llevárselos a sus fincas como hizo Rodrigo Rato con el Tajuña. Y es que todo lo que está al alcance de sus ojos, les pertenece. Y por ello no sienten humillación alguna. Hacen lo que les corresponde. Hasta tres dimisiones ha tenido que presentar Esperanza Aguirre antes de irse al marquesado y D. Tancredo mira hacia otro lado mientras declara por el caso Gürtel.
Ya, no es hastío lo que sentimos. Es sencillamente asco.

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