Mar Martín

Acabamos de iniciar un nuevo año, y como siempre, esperamos que sea mejor que el que acaba de terminar, lo que podría ser fácil teniendo en cuenta la larga lista de atropellos del año 2013.

Haciendo un pequeño repaso del año podemos constatar cómo hemos ido perdiendo derechos y condiciones laborales que creíamos intocables. Apuraron hasta el mismo mes de diciembre en el que aprobaron la congelación del salario mínimo interprofesional y la reforma de las pensiones. También durante los últimos meses del año, la CEOE pidió que se abaratara aún más el despido, supuestamente para potenciar la contratación.
Sin embargo, ocultaban que ésta sería precaria, con sueldos mucho más bajos y peores condiciones laborales.
En diciembre además conocimos que los salarios habían bajado durante cuatro trimestres consecutivos, aunque el Ministro Montoro asegurara lo contrario. Y esa bajada fue soportada en su mayor parte por los trabajadores peor pagados. Los recortes salariales se produjeron de forma dispar: mientras que los estratos mejor pagados sufrieron mínimos ajustes desde 2008, los más bajos concentraron las mayores pérdidas de poder adquisitivo hasta el 17%.
Incluso se fue capaz de demonizar a los parados a los que acusaron de vagos y de no querer trabajar, por lo que les redujeron un 50% las prestaciones de desempleo, mientras no pararon de insuflar dinero a la banca (41.300 millones de euros) que a pesar de ello, no propició fluidez de crédito a las Pymes y a las familias, repercutiendo sin embargo en la deuda del Estado que continúa creciendo y les sirve para justificar los recortes sociales.
A pesar de todo, el PIB de España, fue disminuyendo en estos dos últimos años. Su valor acumulado en los tres primeros trimestres de 2011 fue de 785.899 millones de euros frente a 767.616 en los de 2013.
Y otra catastrófica desdicha más fue la de subvencionar a las autopistas de Madrid después de haberlas privatizado, dándoles 250 millones de euros de dinero público para sus deudas privadas, mientras en Andalucía anulaban las ayudas a las empresas pioneras en energías renovables, auténticas fuentes de empleo.

El empobrecimiento de las clases más desfavorecidas ha ido en escalada desde que se implantaron las medidas de austeridad de las que se conocía que no servirían para nada, excepto para hacer más ricos a los ricos, como se ha demostrado, tanto en España como en el resto del mundo. Incluso ya contamos con la asociación “Luxury Spain” de la que tenemos noticias desde julio de 2010, en plena crisis económica. Esta desigualdad pretendida aleja a las sociedades de la auténtica democracia y las convierte en productos desechables en manos de los que verdaderamente detentan el poder: la banca y las grandes multinacionales.
Así, la reforma de las pensiones es el pago exigido por el rescate bancario. ¿A quien, sino a la banca beneficia terminar con el sistema público de pensiones y contratar planes privados a destajo? Después de sanearla se le agasaja con este suculento trozo del pastel al que llevaban tiempo queriendo pegar el bocado.
Ya hemos retrocedido 15 años en bienestar y renta, pero podemos seguir retrocediendo. Este continuo viaje al pasado en todos los ámbitos de la vida nos ha demostrado que las conquistas sociales no duran para siempre, que son frágiles y que exigen que estemos en alerta permanente. Continuaremos defendiendo lo público, porque es de todos/as y para todos/as y esperamos que en este 2014 empecemos a regresar al futuro.

Viñeta: Forges. El País, 11 de diciembre de 2013