Antonio Zoido

La foto que reproducía ayer este periódico era antigua pero recordaba la de hace unos días mostrando el fusilamiento de palestinos por sus propios compatriotas de Hamás; sin embargo quienes ocupaban el lugar de éstos eran guardias civiles encuadrados en las fuerzas que llevaron a cabo el golpe de estado contra la II República; pero cuando el alcalde de El Coronil ha escrito bajo ella “yihadistas asesinos” se le ha acusado de agraviar a la Guardia Civil aunque -ésta luchara en los dos bandos y, al final, muchos de sus jefes, como el general Luis Escobar, fueran fusilados por los golpistas.

Que la guerra civil española fue calificada de Guerra de religión por la parte levantada en armas contra Estado es incontestable: su caudillo, “como vasallo del Rey de Reyes”, la terminó depositando su espada en un altar rodeado de jerarquías religiosas e, igual que en banderas y ropajes de los radicales islámicos hay frases coránicas, en las suyas era frecuente encontrar el Corazón de Jesús y otras imágenes.

¿Por qué, pues, no se percibe el paralelismo? Pues porque se niega, contra ña evidencia, que la España que surgió de aquel horror era una teocracia (formalmente siguió siéndolo hasta la llegada de la actual Constitución) donde se mataba en nombre de Dios. ¿Por qué el insulto a alguien en concreto es tomado como agravio a la institución? Porque nadie de los herederos del bando vencedor lo ha reconocido y los del vencido -ni el alcalde de El Coronil- tampoco han tomado la decisión de impulsar un proceso que, como en Alemania o Italia, educara en la Historia real. Y cuando eso ocurre el pasado se distorsiona y se torna imposible construir un pasado común. Y entonces nadie cae en la cuenta de que, probablemente, no habría necesidad de decir o execrar exabruptos si los libros de texto fulminaran a los golpistas y honraran a figuras como el general Luis Escobar. O como los españoles que -anteayer hizo 70 años- liberaron París de los nazis. Eso nos lo tienen que contar los periódicos franceses porque aquí ni la derecha ha querido rendir cuentas ni la izquierda, siquiera, lo ha pedido.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 26 de Agosto de 2014