La investidura de Susana (II) y los Argonautas del PP
Luis Ángel Hierro
Tras el primer asalto de la elección de la mesa del Parlamento de Andalucía las cosas comienzan a aclararse. Llevamos dos semana con un ruido político permanente sobre la investidura de Susana Díaz. Un ruido que alimenta periódicos y tertulias radiofónicas y que entretiene a ese pequeño porcentaje de andaluces que se interesa por el día a día de los mentideros políticos, pero al que la inmensa mayoría de los andaluces no presta la más mínima atención.
Y por qué no presta la más mínima atención, pues por una sencilla razón: porque los ciudadanos andaluces tienen muy claro lo que han dicho.
¿Y qué es lo que han dicho? Pues muy fácil: primero, que tiene que gobernar el PSOE de Susana Díaz con acuerdos con otros; segundo, que el PP no sintoniza con lo que pide la ciudadanía de ellos y que tiene que transformarse; y tercero, que debe haber otros partidos en el Parlamento, como Podemos y Ciudadanos, porque el bipartidismo ha degenerado en procesos de corrupción inaceptables para la democracia y porque la gestión de la crisis ha dejado a muchos ciudadanos en la estacada.
En definitiva, los andaluces han dicho tres cosas muy simples que cualquier político entiende si quiere hacerlo. El problema está en que por delante hay unas elecciones municipales y que todos los partidos tienen que medir su actuación para que nada incida negativamente en dichas elecciones. Eso ha llevado a que nadie quisiera dar la imagen de que pactaba, lo cual ha generado ese ruido político que daba a entender la posibilidad de que en el pleno de constitución se podría dar cualquier situación.
Fruto de ese ruido ha sido el comportamiento del PP en la elección de la mesa del Parlamento. Desde el día siguiente a las elecciones el PP se embarcó en un intento de reproducir la pinza y llegó a creerse los cantos de sirena que lanzaban desde Podemos. Tanto los creyó que el PP pensó que podía conseguir una carambola y tener dos representantes en la mesa, quitar la Presidencia del Parlamento al PSOE y además dejarlo sólo con dos miembros en la mesa.
Obviamente cuando llegó la hora de la verdad, Podemos, que tiene un miedo atroz a que se le asocie a la supuesta casta, pero tanto al PP como al PSOE, se quitó de en medio y dejó al PP compuesto y sin novio. De hecho, en el último momento el PP llegó a ofrecer sus votos a un candidato de Podemos, pero éstos obviamente declinaron ese “beso de muerte”.
O sea, que al final la carambola que pretendía el PP quedó en un fiasco absoluto y en una bronca monumental protagonizada por unos diputados del PP con los papeles perdidos. Unos diputados obcecados por derribar al PSOE a cualquier precio, que han cometido el error de quererlo todo cuando sólo tienen 33 diputados. Unos diputados del PP que han sido manejados a su antojo por Podemos, que ha acabado representando el papel de partido sensato.
De hecho, si en el PP se hubiesen concentrado en pedir la ampliación de la mesa para tener su segundo representante y hubiesen dejado su obsesión de intentar hacer doblar la rodilla del PSOE desde el primer lance, muy probablemente habrían conseguido su segundo representante en la mesa. Así lo ha hecho IU, que dejó al margen el ajuste de cuentas que tiene pendiente con el PSOE y no permitió que Podemos la manipulase, lo que le ha permitido conseguir su representante en la mesa, gracias a la Mesa de Edad presidida por el socialista Pizarro, que defendió el puesto de IU como si del PSOE fuese.
Pues bien, resuelta la cuestión de la mesa con un PP aislado y echado al monte, la siguiente partida es la investidura. Obviamente, las sirenas de Podemos se han vuelto a poner de inmediato a cantar y Errejón ya ha lanzado el aviso de que las cosas siguen como estaban y que no van a apoyar la investidura de Susana Díaz. Vuelven pues a aplicar la misma estrategia de engolosinar al PP para que éste se mantenga en la guerra de guerrillas de acoso al PSOE y ambos partidos se desgasten (recordemos que para Podemos PP y PSOE son dos partes de lo mismo).
Ante esta situación la pregunta que surge inmediatamente es: ¿volveran los Argonautas del PP a caer embelesados por los cantos demoníacos de las sirenas de Podemos o habrá algún Ulises que les mande poner cera en sus oídos como lo ha habido en IU? La cuestión no es difícil, sólo es necesario analizar la situación del final hacia atrás y la realidad surge claramente sin perturbaciones de cantos de sirena.
¿Le interesa a Podemos que vuelva a haber elecciones en Andalucía? Desde mi punto de vista la respuesta racional es claramente: NO. Primero, porque serían los responsables de la ingobernabilidad de Andalucía y lo pagarían caro en las urnas. Segundo, porque la inestabilidad del voto de Podemos es tal que su asociación con el PP los podría llevar a la debacle. Tercero, porque en ese caso los andaluces tendrían tal nivel de cabreo que muy probablemente darían a Susana Díaz una clara mayoría absoluta. Y quinto y fundamental porque todo eso ocurriría justo antes de que Pablo Iglesias se tenga que enfrentar a su asalto al Gobierno en las Elecciones Generales. Es más, para no interesarle no les interesa ni al PP, que podría acabar fagocitado por Ciudadanos.
Siendo así, obviamente, en algún momento del proceso algún partido (PP o Podemos) tendrá que desistir del voto negativo. No considero la posibilidad de que Ciudadanos pasase al voto positivo o que IU votase positivo y Ciudadanos se abstuviese porque eso sólo lo creo posible después de las municipales.
Si esto es así, la siguiente pregunta es: ¿y cuando les conviene desistir a Podemos o al PP, antes o después de las municipales? Mi punto de vista es que a Podemos no le interesa para nada la campaña de las municipales que montaría el PSOE sobre la base de que Podemos apoya a la “casta de la derecha”, ni por supuesto el efecto que tendría en los Ayuntamientos en los que el PSOE fuera necesario para que gobernase Podemos. Es más, creo a Podemos lo que le interesa es salir de esto cuanto antes y que la investidura de Susana quede en el olvido durante la campaña de las municipales.
Por su parte, también creo que al PP le interesa recomponer relaciones con el PSOE cuanto antes para que éste último no vaya a por ellos en cualquier municipio andaluz (ofrecer Alcaldías a terceros es mucho más fácil que ofrecer Presidencias del Parlamentos). Los Alcaldones mercantilistas del PP que pensaron que podían canjear la investidura de Susana por un acuerdo con el PSOE de respeto a la lista más votada en las municipales soñaban despiertos (sobrevaloraron su posición negociadora). Así que más les vale dejar de soñar. Además, si hay algo que caracterice al PSOE de Andalucía es su pragmatismo y por tanto si el PP hace un quiebro rápido y deja la trinchera muy probablemente sea reconducible incluso el segundo miembro del PP en la mesa del Parlamento.
No sé si a la postre se impondrá la razón o no, pero si se impone la racionalidad política ésta lleva a que Susana Díaz sea Presidenta de la Junta de Andalucía en la segunda votación y lo mejor para los cuatro partidos (PP, Podemos, Ciudadanos e IU) es que lo sea con la abstención o el voto en blanco de todos ellos. Darían una imagen de responsabilidad, aceptarían lo que han dicho los andaluces y se quitarían esta patata caliente cuanto antes de en medio. Ya veremos si es así.
Artículo publicado en Andalucesdiario.es el 20 de abril de 2015
Enlace al artículo:
http://www.andalucesdiario.es/con_s_de_sensatez/la-investidura-de-susana-ii-y-los-argonautas-del-pp/
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