OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Antonio Muñoz
Comprar, tirar, comprar…y así sucesivamente. Comprobamos cómo los productos electrónicos, desde una lavadora hasta una bombilla, cada vez duran menos. Además esos ordenadores, secadoras de pelo o microondas acaban en la basura porque resulta demasiado caro o imposible repararlos.
Introducir defectos de forma deliberada o ponerle fecha de caducidad o programada a esos electrodomésticos es claramente un abuso que demuestra el consumismo desaforado que nos ha tocado vivir y recuerda esa metáfora del capitalismo del más madera de los hermanos Marx.
En la vida política también algunos gobiernos tienen una obsolescencia programada, al igual que esos electrodomésticos, se acaban convirtiendo en algo inservible o poco adecuado para resolver los problemas de sus ciudadanos.
Hay gobiernos programados para un solo mandato por no arrimar el hombro en la lucha contra el desempleo, por no atender las necesidades de vivienda, por no cuidar la cultura de base, por despilfarrar su patrimonio cediéndolo de forma clientelar, por despreocuparse de las barriadas más periféricas y de sus ciudadanos más necesitados, por practicar arboricidios, por no mimar a las bibliotecas, por dinamitar la necesaria participación ciudadana…
Ese tipo de gobiernos no merece la pena repararlos dándoles una segunda oportunidad, con su obsolescencia programada no hay más opción que hacer igual que con la secadora averiada: tirarlos al contenedor y el 24 de mayo hay una oportunidad.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 27 de abril de 2015
Enlace al artículo:
http://elcorreoweb.es/opinion/columnas/obsolescencia-programada-NX275971
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