Vencer al monstruo

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Tribuna de Hana Jalloul, número 2 de la candidatura del PSOE en la Comunidad de Madrid

Me pregunto a menudo, cuando escucho a las derechas de Madrid retroalimentarse en escalada en busca del nicho del odio, si tendrían el valor de aguantar la mirada a un niño migrante recién llegado a nuestras costas. En el minuto cero, en el momento mismo en el que el pequeño pone un pie fuera de la patera y, deshidratado, aterrorizado y solo, busca una mirada amiga en un mundo desconocido. En el minuto cero, justo antes de que su mera presencia en nuestro país sirva de excusa para criminalizarle con el único fin de rascar votos en ese espacio de la vergüenza.Me pregunto a menudo hasta dónde están dispuestas a llegar las derechas madrileñas en este baile de cortejo mutuo, y llego enseguida a la conclusión de que, incitando al odio hacia niños, hemos dejado que la carrera del todo vale para las derechas llegue demasiado lejos. Y debemos decir Hasta aquí, como socialistas, como demócratas, como sociedad.

Cuando el Partido Popular acompañó de la mano a la extrema derecha hasta la puerta de nuestras instituciones, cuando en Colón se inmortalizó el pacto del bochorno, el monstruo del odio comenzó a operar desde las entrañas de lo más valioso: desde el corazón de lo público. Pero los monstruos, monstruos son, y ha llegado el momento de impedir que esta carrera a contrarreloj hacia el odio llegue a la Puerta del Sol y pinte de negro la presidencia de la Comunidad de Madrid.
No hace mucho, al dejar la Secretaría de Estado de Migraciones, volví a ver algunos de los vídeos que durante los peores momentos del Covid 19, grabamos a colectivos de personas migrantes que cada día se levantaban para hacer la masa de nuestro pan, cuidar a nuestros abuelos, recoger nuestra fruta, arar nuestra tierra. Y digo ‘nuestra’, – muy a sabiendas de que es tan suya como mía- para retratar lo absurdo del pensamiento sectario de las derechas.

Sí, para Ayuso y Monasterio, los migrantes son de fuera hasta que necesitamos sus manos para recoger nuestras colectas. Cuando ya tenemos el plato encima de la mesa, pasan a ser de nuevo seres extraños hacia los que verter ese odio que este martes inundó el metro de Madrid.

Los socialistas tenemos una buena costumbre: nunca nos habituamos al odio. Lo combatimos protegiendo al vulnerable del que se cree gigante siendo insignificante. Somos más los que creemos en una España generosa, abierta e inclusiva. Somos más los que nos emocionamos al presenciar una injusticia y damos un paso al frente por el débil, los que nos escandalizamos cuando se señala con el dedo a niños sin madre ni padre. Somos más los que creemos que ese monstruo verde no es tan grande, ni tiene tantas cabezas como parece.

Somos más los que sabemos, porque ya lo hemos vivido en 140 años de Historia, que al monstruo verde del racismo se le combate en las urnas.

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