LOS LIMES DEL IMPERIO

Antonio Zoido
Hace sólo unas pocas semanas el problema de los refugiados no era uno de los asuntos relevantes de la agenda europea. Ha aparecido escrito en ella, como apareció la crisis económica en la de Estados Unidos y, a continuación, en la de medio mundo, de repente: como la inundación producida por la rotura de la presa de un embalse que todo lo arrasa, demostrado que ya no hay batallas lejanas, que todas están ahí, a la vuelta de la esquina y por eso, de la misma manera que, cuando estalla una guerra, ya no sirven las manifestaciones pacifistas, ahora ya no vale protestar. Es la hora de preparar la logística destinada a hacer que ese torrente se remanse.
De nada vale hacerse el loco –como hace Rajoy– porque la inundación llegará de todas maneras y traerá peores consecuencias a quien menos medidas haya tomado. De nada sirvieron al Imperio Romano los muros y los ejércitos en los limes fronterizos; la fuerza de quienes querían entrar estaba en la altura civilizatoria conseguida por Roma y su empecinamiento en no trasvasarla. Habrá que acoger a los que llegan porque eso forma parte de los valores que Europa (y EE.UU.) aportaron a la civilización. Pero, sobre todo, habrá que integrarlos porque la gran pregunta no es si existen casas, alimentos o ropas para ellos y de qué forma conseguirlos. La gran pregunta es si esta vez el edificio civilizatorio podrá sostenerse y qué hacer para que una sociedad, anhelada por todos ellos por estar regida, precisamente, por el Derecho y la Libertad, no termina, de nuevo, en la arbitrariedad y la opresión de la Edad Media.
Artículo publicado en el Correo de Andalucía el 14 de septiembre de 2015
Enlace al artículo:
http://elcorreoweb.es/los-limes-del-imperio-IN780129
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