«LOS SURCOS DEL AZAR» DE PACO ROCA

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Mar Martín

Con la novela gráfica “Los surcos del azar” Paco Roca, Premio Nacional de Comic 2008, se sumerge en las  aguas del olvido en el que tantas y tantas historias de exiliados españoles se encuentran ocultas, en las   profundidades de un océano sin   memoria. Pero, después de tantos años a la deriva, golpeadas por un silencio impuesto e interesado, las historias de estos hombres y mujeres que entregaron sus vidas por la libertad, comienzan a ponerse en valor cuando jóvenes de generaciones  posteriores, como Paco Roca,  deciden emplear su tiempo,   trabajo e ilusión por hacerles el homenaje que nadie en España aún les ha hecho.

Los surcos del azar” inspiración del verso machadiano: “Para qué llamar caminos a los surcos del azar” es la historia de un joven dibujante que viaja hasta Paris para indagar sobre los exiliados españoles que lucharon en la segunda guerra mundial y    contacta con un antiguo excombatiente que tras las conversaciones  resulta ser uno de los soldados que formaron “La Nueve” que al mando del capitán valenciano Amado Granell liberó Paris de los nazis.

“La Nueve”, pertenecía a la División Leclerc, integrada en los  ejércitos de Patton, fue la primera compañía que penetró en París formada, en su   mayoría, por soldados y oficiales    españoles (146 de 160) y fueron ellos quienes llegaron al Ayuntamiento para liberarlo de las fuerzas alemanas. El día 26 de agosto de 1944 “La Nueve” encabezó el desfile de la victoria, llevando en sus vehículos, bajo la bandera francesa, la bandera republicana española.

Y fueron 16 soldados de “La Nueve” los que llegaron a liberar “el nido del águila”, el refugio de Hitler en los   Alpes bávaros, donde recibieron la noticia de  boca del general Leclerc de que la guerra había terminado y también, donde descubrieron con  decepción que liberar España, su   auténtico objetivo, no entraba en los planes de la coalición.

Es por esto que la obra de Paco Roca publicada en 2013 adquiere mayor importancia. Por una parte, cuenta con una indiscutible calidad artística, y por otra, posee el valor añadido de sacar a la luz la historia de los españoles que obligados al exilio optaron por unirse al ejército francés y luchar por la libertad creyendo que con el fin del nazismo comenzaría el fin de la dictadura militar española.

Paco Roca utiliza sólo colores fríos para ilustrar las dos historias que va narrando. Escoge el blanco y sepia para describir el momento presente en el que conversa con un Miguel Ruiz anciano solitario, callado, pero lleno de secretos. Y utiliza tonalidades de colores fríos en las viñetas en las que se cuenta la historia que poco a poco va desgranando Miguel sobre su pasado, su exilio y finalmente su participación en “La Nueve”.

Tras las charlas que ambos van teniendo se va descubriendo una vida llena de esperanzas rotas, de amistades perdidas y amores imposibles. Una vida aferrada a una falsa ilusión: la de poder regresar a una  España en libertad.

El autor confiesa que la idea de abordar este trabajo, que le llevaría 5 años, surgió en una visita a Paris en 2008, tras escuchar a la periodista Evelyn Mesquida, acompañada por dos de los excombatientes de aquella compañía, Manuel Fernández y Luis Royo, en la presentación de su libro “La Nueve, los españoles que liberaron Paris”. A partir de ese momento comenzó un duro trabajo de documentación para el que contó con la colaboración del historiador e hispanista Robert S. Coale.

Miguel Ruiz, el protagonista de esta novela narra los episodios ya olvidados de aquel remoto pasado por el que creía que ya nadie se interesaría, y va descubriendo una realidad    desconocida y crucial en la historia contemporánea europea y española.

Más de medio millón de españoles cruzaron los Pirineos en 1939 huyendo de la tropas franquistas, entre ellos muchos combatientes republicanos. El gobierno de la República  había contratado una flota de buques para evacuar a los españoles contrarios al fascismo, pero el gobierno de Franco puso todo su   empeño en impedir que estos barcos arribaran a las costas españolas. Los exiliados que lograron llegar a Francia fueron hacinados en campos de concentración, en barracas donde cientos de hombres, mujeres y niños murieron de hambre y enfermedades. A muchos les obligaron a alistarse en el ejército francés y otros se presentaron voluntarios, como los pertenecientes a “La Nueve” para    luchar contra el nazismo. Estos   hombres imprimieron la bandera   republicana española en trozos de tela y los cosieron a sus uniformes. Estos hombres dieron a los carros de combate nombres de ciudades en las que habían combatido a Franco como Teruel, Guadalajara, o Madrid. Estos hombres con lágrimas en los ojos liberaron París cantando ¡Ay   Carmela! con el sueño  de que    pronto  liberarían también España.

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