Antonio Muñoz

Anda exultante el primer edil por la catarata de datos estadísticos que parece demostrar el momento de clímax que está atravesando el sector turístico local.

En un alarde de patrimonializar cualquier buena nueva, no se sonroja cuando establece una relación causa efecto entre su acción política y esos superlativos resultados.

Lo importante son esos datos (debe de pensar), otra cosa serán el deterioro de la cuenta de resultados de muchas empresas o el empleo generado, pero esto es secundario (debe de pensar).

Cuesta trabajo imaginar tanto escenario idílico, si tenemos en cuenta lo gripado de algunos de los grandes motores del turismo local.

No seamos miopes, el aeropuerto está infrautilizado y la «mesa por el aeropuerto» ha servido para un par de fotos y elaborar un documento que dormirá el sueño de los justos. El nuevo palacio de congresos sigue sin justificarse, a la vista de la vocación farandulera que está teniendo hasta ahora. Y el crucerismo incipiente sigue esperando la fumata blanca del dragado.

No se crean nuevos productos turísticos y adolecemos de un auténtico plan de marketing que posicione a Sevilla como un referente de turismo urbano del Sur de Europa.

Desgraciadamente hay poca exigencia en muchos rincones del sector, que se conforman con una promoción cateta, con colocar unos mupis en Madrid e ir a presentar la guía de turno a Fitur.

Lamentable situación, rebosante de autocomplacencia y de autobombo de gobernantes necesitados de fotos facilonas.

Falta ambición y sobran vergüenzas escondidas en cuatro datos positivos.

Articulo publicado en el correo de Andalucía en día el 3 de Marzo del 2015