Opinión
MUCHO POR ANDAR
Mar Martín
En un día como hoy parece que sobran las palabras, pero éstas nunca están de más, sobre todo en un día como hoy.
Como entonan las cientos de manifestaciones contra la violencia machista que recorren nuestras calles, las mujeres no queremos ser valientes, queremos ser libres. Pero en este duro camino hacia la libertad hay que derribar demasiados muros y hay que ser consciente de ello para fajarse.
La violencia machista, los asesinatos machistas son el final de un largo proceso que comienza con pequeños gestos de falso afecto o incluso falso amor, propios del régimen de patriarcado machista en el que vivimos.
Es complicado combinar la educación en las escuelas con las vivencias familiares. Recuerdo con absoluta nitidez cómo en el colegio intentaban inculcarnos una educación en igualdad que confrontaba directamente con la educación en familia donde se me decía que por ser mujer tenía que ayudar en la casa y que mi hermano no tenía que hacer nada: “para eso es un hombre”.
Indudablemente la educación en las escuelas es primordial, pero también lo es la responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de reproducir esquemas machistas. De nada sirve que a la juventud se le diga en los institutos que en las relaciones de pareja tiene que imperar el respeto y la igualdad, si luego ven programas televisivos que muestran relaciones entre hombres y mujeres llenas de machismos.
De nada sirven las campañas de concienciación, o las masivas manifestaciones, si ilustrados miembros de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) como Pérez Reverte se mofan de que un hombre, como el ex ministro Moratinos, llore.
Estos son sólo algunos de los muros que tenemos que romper, pero empezaríamos a caminar con paso firme si, al menos, en los medios de comunicación no se permitiera seguir perpetuando modelos machistas, ya fuera a través de un Observatorio de Igualdad en los medios o un ente con nombre cualquiera con capacidad de suspender la emisión de un programa si acomete aberraciones machistas como vemos a diario, al igual que se suspenden las emisiones de los programas cuando no alcanzan las audiencias esperadas.
Y también podríamos empezar a creer que estamos construyendo una nueva sociedad en igualdad, si un intelectual rectifica su desafortunada frase dando ejemplo de que esto está cambiando.
Son muchos los frentes que tenemos por delante, pero también somos muchas y muchos los que estamos dispuestos a arrimar el hombro, a reconocer y hacer visible cada micro machismo y a contagiar, en esta anquilosada sociedad, el virus de la lucha por la igualdad.
EL GUSANITO MIGUEL
Mar Martín
Los mitos, entre otras funciones tienen la de dar explicación a fenómenos de la naturaleza o a comportamientos humanos. Así el complejo de Edipo, de Electra, de Ícaro o el síndrome de Casandra, dan respuesta a situaciones emocionales humanas que provocan conductas concretas con resultados más o menos soportables.
Estas representaciones de la psique aluden a la mitología griega, sustrato de nuestra civilización, y a pesar del transcurrir del tiempo, siguen de actualidad.
No obstante, como defendía Umberto Eco en su obra “Apocalípticos e integrados” existen también otros iconos contemporáneos que dan respuesta o guían nuestros comportamientos. En este sentido me gustaría destacar el personaje del Gusanito Miguel, protagonista de un breve relato de Terry Jones incluido en su libro “Los Goblins”.
Este antihéroe, aun no catalogado como icono del inconsciente colectivo, pero démosle tiempo al tiempo, simboliza al corto de autoestima pero de gran ambición que cegado por ansias de poder se atreve incluso con lo que no le corresponde.
Como el Gusanito Miguel que quedó para la eternidad sometido a los garrotazos de su domador Eled por haber cometido la insensatez de querer ser lo que no podía ser, ya que era sólo un gusano, los que conocemos con similares perfiles terminan también de similar manera.
Era la condena del Gusanito Miguel, la de saberse gusano y pretender erróneamente convertirse en goblin para domar a sus congéneres. La apuesta le salió mal como se preveía, al igual que a algunos conocidos que se empeñan en emular con grandioso virtuosismo al Gusanito Miguel.
Ya sea tras garrotazos o con amonestaciones más o menos duras, el gusano seguirá siendo gusano y los demás seguiremos viendo sólo su auténtica identidad: la de un anélido platelmintos o nemátodos que lo mismo da.
NARCÓTICOS
Mar Martín
“Creer a las mujeres”, es el título del artículo de opinión con el que hoy Pepa Bueno a las 8.00 de la mañana, desde su micrófono de la SER, ha pretendido azotar las conciencias.
Pero me temo que las conciencias de este país narcotizado por las drogas que el franquismo le suministró de manera solapada pero con premeditación y alevosía, se encuentran lejos de sentirse ni azotadas ni despertadas. Se encuentran en ese estado de limbo enfermizo en el que nadie se escandaliza cuando de forma recurrente se convierte a la víctima en culpable, sobre todo si la víctima es mujer.
El habeas corpus se le reconoce a los hombres, pero las mujeres tenemos que demostrar nuestra inocencia incluso cuando denunciamos situaciones de violencia machista con abuso de poder, o la mayor expresión de esta violencia que es la consumación de una violación múltiple como la que sufrió la joven de 18 años durante los sanfermines de 2016 y cuyo juicio acaba de comenzar.
Para continuar con el relato de esa España machista y retrasada, heredera de aquel franquismo machista y retrasado, resulta que entre los “supuestos” violadores se encontraba un militar y un guardia civil. Ni Buñuel hubiera retratado mejor la estampa. Y para su defensa suponemos, por lo hechos que acontecen a continuación, que aluden a la máxima de aquel pasado que creíamos olvidado y en el que la mujer o era madre o era puta, y como la joven de 18 años no era madre, contratan a un detective privado para que espíe su vida en los días posteriores a la violación.
El juez que instruye el caso ha admitido el informe del detective privado mientras rechaza los mensajes que se cruzaron los presuntos agresores en los días previos a los hechos. Como expresa Pepa Bueno en su artículo, ¿aquí a quien se juzga?
Para nuestra desgracia este triste relato ocurre más a menudo de lo que se cree y es el auténtico termómetro que mide el machismo que habita en cada rincón de nuestra sociedad por más que lo denunciemos y hagamos campañas publicitarias en su contra.
Habrá que esperar a otra generación para que España se encuentre desintoxicada de aquellos narcóticos machistas que durante 40 años inocularon por vía intravenosa y que siguen en la sangre de esta sociedad y sobre todo en la de muchos jueces, políticos y militares.
No es baladí que escriba estas líneas a poco más de una semana de la conmemoración del Día en Contra de la Violencia de Género que se celebrará el próximo 25 de noviembre.
Es una muestra más del enorme trabajo que tenemos por delante.
CORTINA DE HUMO
Mar Martín
A propósito de banderas, a tres o 9 bandas, recuerdo el capital evadido en paraísos fiscales por aquellos que hoy se enfundan en unas y otras de esas telas bicolor. Recuerdo las amnistías fiscales para aquellos que se les llena la boca con la palabra España mientras sus condiscípulos vaciaban los bolsillos de los españoles. Recuerdo cientos de millones de dinero público robado por aquellos que hoy se encienden en un lado y en el otro del ring ante la mirada estupefacta de sus damnificados.
Es, como poco sospechosa, esta pelea burguesa. Esta pelea de partidos, mayoritariamente de derechas, por las mismas cuestiones económicas de siempre, y como siempre escondidas tras las máscaras del patriotismo español o catalán.
La izquierda es internacionalista, porque los problemas, necesidades y anhelos de los trabajadores del mundo son los mismos en todas partes. El nacionalismo es de derecha se ponga como se quiera poner la CUP. No obstante el derecho a decidir y a ser escuchado dentro de un marco legal (que es posible como lo han afirmado eminentes constitucionalistas) es un derecho indiscutible.
La coreografía del triste espectáculo diseñada por el tancredista Rajoy y el oportunista Puigdemon ha logrado los aplausos que pretendían, por una y otra parte, insensatos los dos, después de todo lo ocurrido, se sienten victoriosos. Pero el atrezzo y el decorado ya forman parte del gran incendio provocado por estos pirómanos que ahora se creen bomberos.
Porque bombero pirómano hay que ser para enviar a las fuerzas del orden público a evitar un referéndum ya declarado ilegal, cuando existen procedimientos sancionares propios de las democracias avanzadas en lugar de pelotas de goma, más próximos a regímenes totalitarios del pasado.
No obstante, lo auténticamente destacable de estos desbordantes acontecimientos es la ceguera congénita de Don Tancredo y de todos aquellos que no quieren reconocer el clamor popular e histórico de Cataluña por ser reconocida como nación y escuchada su consulta de independencia.
Ya sea este clamor instigado por la burguesía catalana, o por argumentos socioeconómicos y de identidad, lo cierto es que a estas alturas ya no se puede mirar hacia otra parte. No pueden seguir callándoles la boca a golpe de talonarios con dinero del resto de los españoles, ni vale decir que se habla catalán en privado como afirmaba Aznar para contentarlos. Esto sólo tiene un camino y éste es el del consenso y el diálogo en el que todos tendrán que perder un poco para ganar.
Y si la solución pasa por cambiar la constitución, que se inicie el proceso de reforma. Ya tenemos antecedentes o ¿no recordamos la reforma del art 135 hecha con nocturnidad y alevosía por Zapatero con el apoyo del PP para imponer las medidas de austeridad que nos han llevado a las mayores cotas de pobreza para algunos y de riqueza para otros de la historia de la democracia española?
La Constitución de 1978 ha envejecido y es necesaria adaptarla a estos tiempos y de paso corregir los errores que se cometieron en su día como consecuencia de las presiones ejercidas por las fuerzas del franquismo sentadas en la mesa de negociación.
La concepción del Estado de las Autonomías merece una relectura y una oportunidad la propuesta de un Estado Federal pasando, si es necesario, por un referéndum legal y con garantías.
Hay que empezar a construir desde la tolerancia y el diálogo y apartar tanto ruido, imaginando que, igual, lo pretendido haya sido siempre que el ruido nos impidiese escuchar que las familias numerosas adineradas tendrán acceso al bono social eléctrico y no las de ingresos reducidos sin hijos; que los ricos han ahorrado 1.000 millones en impuestos en 5 años gracias a sus SICAV; que la Audiencia Nacional rechazó un careo entre Rajoy y Bárcenas; que se le prende fuego a las dependencias de los juzgados de Valencia donde se custodiaban los expedientes de corrupción del PP; que el Banco de España dio por perdidos 42.590 millones de euros de dinero público que el Estado aportó para rescatar a la banca; que cada día mueren 100 dependientes sin recibir prestaciones y servicios a los que tenían derecho o que los médicos de atención primaria reciben listados de los enfermos a los que tienen que quitar los tratamientos.
Ésta es la realidad ocultada entre tanto ruido. Entre el ruido de los garrotazos de los patriotas que siguen discutiendo tras la espesa cortina de humo que ellos mismos han creado.
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA
Mar Martín
Había que intentarlo. Merecía la pena el esfuerzo por lograr que la militancia se expresase. Era importante tener la oportunidad de conocer dos modelos de partido y poder elegir. Porque sólo desde la participación y la discusión se construye. Porque la democracia es participación, el socialismo es participación y, si la participación no existe, no hay democracia ni socialismo.
Hemos perdido la ocasión de formar parte de un debate abierto, de ideas, con ideología y compromiso. Hemos perdido el momento de poder escoger el proyecto colectivo y elegido por la mayoría de la militancia de España. Hemos perdido la oportunidad de hacer realidad el mandato de los nuevos estatutos del PSOE que sólo exigen un 3 por ciento de avales para la celebración de primarias, potenciando con ello la participación directa de la militancia en la renovación de los cargos orgánicos.
Hemos perdido la posibilidad de vivir un momento histórico, un hito en la historia del socialismo sevillano: la elección de la Secretaría General a través de unas primarias que verdaderamente hubieran legitimado su nombramiento con la voz y el voto de la militancia.
Hemos perdido la ocasión de ilusionar a los militantes sevillanos haciéndoles protagonista de su historia, si hubieran podido elegir a su Secretaria General.
Hemos perdido mucho y hemos perdido todos.
ESTIGMA
Mar Martín
Para que las heridas se sequen hay que dejarlas al aire, es decir hay que abrirlas, ver lo que hay y esperar a que cicatricen.
Y hay heridas que tardan más de 40 años en cicatrizar porque nunca les dio el aire, porque se ocultaron en un pacto de silencio que en la Transición pudo tener sentido, pero que hoy es incompresible.
Conocer el pasado, de dónde venimos y qué errores se cometieron es el único modo de afianzar el firme para construir el futuro. Es la garantía de una sociedad madura capaz de enfrentarse a nuevos retos. Seguir con la cantinela de que rescatar la memoria de un tiempo reciente terrorífico, es abrir heridas sigue siendo un gesto de infantilismo o de tratar como infantil a una sociedad que ya ha crecido.
Y esto que lo tengo siempre a flor de piel, se me escapa a borbotones del teclado del ordenador a propósito de la polémica en torno a los restos de uno de los mayores sanguinarios y asesinos de la Guerra Civil Española y Posguerra franquista, enterrados bajo el suelo de la Basílica de la Macarena, icono religioso y turístico de la ciudad de Sevilla.
Según los historiadores Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez, la represión franquista en Andalucía entre 1936 y 1951 supuso el asesinato de más de 50.000 personas, de las que 12.509 corresponden a Sevilla y su provincia y un buen número de ellos se le atribuyen a Queipo de Llano, responsable también de ‘la desbandá’, que regó de muerte la carretera de Málaga a Almería y que significó la peor matanza y la mayor huida de población civil en Europa antes de la guerra de Yugoslavia.
Con este curriculum es de sentido común (y mucho se ha tardado) en que el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobara hace un año una moción (sin el apoyo del PP y Ciudadanos) para proponer la retirada de sus restos de la Macarena. Y es sintomático también de una sociedad ya cansada de tantos silencios y de tener tantas tragaderas.
Es inaudito que uno de los más crueles protagonistas de la guerra civil mantenga aún en el año 2017 el privilegio de estar enterrado en tan simbólico templo, irónicamente junto a la muralla que el mismo convirtió en paredón para fusilar a cientos de sus víctimas, por mucho hermano mayor que hubiera sido y por mucho dinero que hubiera puesto para la construcción del edificio.
Uno es la suma de todas sus partes, por lo que no vale que los macarenos digan que está enterrado en calidad de hermano mayor honorario (que ya les vale) y no como militar. Esto sería equivalente a decir que Hitler se merecería un sitio destacado entre naturalistas y ecologistas por ser vegetariano y amante de los animales.
Uno es quien es, mire hacia el lado que mire y son sus palabras y sus acciones los que lo describen. Por ello dejo aquí una de sus muchas frases que perfilan con detalle al personaje por el que muchos macarenos se sienten avergonzados de tenerlo entre los muros de su templo: “Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros. Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”.
Y tras leer sus palabras, me reafirmo en considerar que sacar sus restos de la Basílica de la Macarena puede ser un pequeño gesto para los sevillanos y sevillanas pero un gran gesto para la humanidad, que diría Neil Armstrong.
NIÑO MUERDE A PERRO O EL MUNDO AL REVÉS
Mar Martín
Nunca “perro muerde a niño” ha sido noticia y ahora más que nunca hemos podido comprobar la certeza de tal aseveración.
Dentro del terrible drama que significa saber que en España se han robado bebés a madres en situación de vulnerabilidad social para vendérselos a familias pudientes, se encuentra uno mayor: el de descubrir que uno mismo puede ser cualquiera de esos bebés robados.
Ese fue el caso de María Ascensión López Rodríguez de 53 años que, como otros cientos de personas en situaciones similares, tras haber creído que había sido adoptada, descubrió la desgarradora verdad: había sido robada y vendida por 250.000 pesetas.
Es difícil imaginar los pensamientos que se le cruzarían por la cabeza cuando supo que había sido un bebé robado y es difícil imaginar cuales serían los sentimientos, que encogidos, se le metieron en el estómago. Pero, es fácil imaginar que Ascensión quisiera conocer su propia historia y por tanto averiguar quiénes eran sus padres biológicos.
Y, en el transcurso de las indagaciones apareció un personaje, como escapado de una de las novelas de Eduardo Mendoza, una monja que resultó ser sobrina de su padre postizo y “supuestamente” responsable del negocio.
María Ascensión denunció públicamente en 2013 a la mencionada monja, después de haber presentado en 2012 la demanda por haber sido robada, demanda que fue desestimada en 2014.
Sin embargo, si fue estimada la denuncia por injurias y calumnias que Sor Dolores le interpuso y que ha dado como sentencia para Ascensión el pago de una indemnización de 40.000 euros y la condena de 5 meses de cárcel, por no poder afrontar una multa de 3.000 euros.
Ciertamente “perro muerde a niño no es noticia” pero sí: “niña robada condenada a 5 meses de cárcel y al pago de 40.000 euros por denunciar su situación”.
Es como poco irónico, por no decir surrealista, que la primera persona que ingrese en prisión en España por el caso de la compra-venta de bebés robados no sea uno de los responsables del negocio, sino una víctima. Por lo que, a menos que el Consejo de Ministros le conceda el indulto, creeremos que vivimos en un mundo al revés.
LAS TROMPETAS DE JERICÓ O EL CASO MERCASEVILLA
Mar Martín
Cuenta Eslava Galán en su trilogía templaria, que las trompetas de Jericó sonaron para ocultar el nombre de Dios, el Shem Shemaforah que fue pronunciado para destruir las murallas de la ciudad.
Y, como las trompetas de Jericó, durante ocho años estuvieron sonando voces malintencionadas en busca también de un derrocamiento, del muro de contención que gobernaba en Sevilla bajo las siglas PSOE-IU que garantizaba y blindaba las políticas públicas, verdes y sociales.
Dando por válida la propuesta de Nicholas Wilcox, seudónimo que utiliza Eslava Galán en la mencionada trilogía sobre que el ruido de las trompetas ocultaban al auténtico autor de la caída de la muralla, que no fue otro que el sonido del nombre de Dios, de igual modo, durante los ocho años (2009-2017) que duró la instrucción del caso Mercasevilla, el ruido mediático y callejero provocado por los movimientos de los maletines con rueda de la jueza Alaya, pretendían ocultar la verdadera finalidad del juicio.
Fueron años en los que la prensa local y parte de la nacional copaba sus portadas con filtraciones del sumario que, se hacían especialmente insistentes, en periodos electorales.
Resultaba sospechosa la amistad entre la jueza y el líder de la oposición también juez, y resultaba especialmente llamativo, como en vísperas de elecciones había profusión de información procedente de los juzgados de lo penal de Sevilla. (bis)
Aquel fue un juicio en el que los imputados comparecían cuasi como condenados, un caso que recordaba a la caza de brujas de McCarthy contra comunistas y socialistas (¡caramba que coincidencia!).
Pero, como no siempre pasa, el tiempo pone a cada uno en su sitio y con la sentencia que se hizo pública hace hoy un mes, se recupera el honor perdido de políticos, gestores públicos y empresarios.
Honor que se perdió junto a la salud de muchos de ellos, a las economías familiares y a las carreras políticas y empresariales dejadas bajo las ruedas de los troilets de última moda.
Han pasado ya 30 días desde que se conoció la sentencia, pero mucho tendrá que pasar para que se olvide el sufrimiento y el escarnio provocado a conciencia.
Mucho se ha perdido en estos ocho años para los diez procesados absueltos cuyos nombres fueron tantas veces titulares, pero también se ha perdido para todos nosotros parte de la inocencia innata de creer que la Justicia nos protege.
Ese muro que queremos considerar infranqueable y bajo el que nos parapetamos esperando justicia, se derrumba con casos como este, sin requerir ayuda, ni de trompetas ni del nombre de Dios.
LA VIDA SIGUE IGUAL
Mar Martín
Ya me gustaría que esta frase se refiriera a la canción de Julio Iglesias, al que por cierto, le tengo poca simpatía, pero, a mi pesar, hace referencia a las declaraciones de Montoro en relación a su reprobación como ministro de Hacienda por la amnistía fiscal que benefició a tantos defraudadores con cuyo dinero, si se hubiera recaudado, se hubieran evitado recortes en Sanidad y Educación.
Pero antes que Montoro, ya fue reprobado el ministro de Justicia, Rafael Catalá, por entorpecer la investigación de casos de corrupción y, aún, no hemos visto ninguna dimisión, ni ningún cese. La vida sigue igual.
Las reprobaciones están de moda como los memes y, finalmente, servirán como éstos: sólo para hacer reír. Poca envergadura tiene una Democracia en la que sus gobernantes (algunos imputados otros reprobados) se dedican a hacer chistes y carantoñas en lugar de tomarse en serio la gravedad de la situación en la que se encuentran.
Y esta gravedad es tan espesa como la del agujero negro al que deben haber ido a parar los 60.600 millones de euros de dinero público gastados en rescatar a la banca. Y si pensáramos que el dinero, como la materia, ni se crea, ni se destruye sólo se transforma, pensaríamos que estos 60.600 millones se han transformado y se encuentran, probablemente en algún paraíso.
Es tan insustancial nuestra Democracia que después de que el Banco de España afirmara la pérdida de los 60.600 millones de euros no ha pasado nada. La vida sigue igual y, tan igual da, como la vida de los cientos de desahuciados por los mismos bancos que ahora no van a devolver el dinero del rescate como acordaron. Pero a ellos no los desahucian.
La vida sigue igual para el Ministro y sus compañeros de partido. Sin embargo, no ha seguido igual para esas miles de familias que se vieron en la calle tras los desahucios, ni para aquellos que tuvieron que esperar meses y meses para una operación como consecuencia de los recortes en la Sanidad Pública que provocó precisamente, entre otras decisiones, el rescate bancario, ni tampoco ha seguido igual para las cientos de familias que esperaban una respuesta de la Ley de la Dependencia moribunda por inanición de recursos económicos.
La vida no puede seguir igual. La vida debe dar un frenazo y cambiar el rumbo. La vida que dejemos en herencia a nuestros hijos debe ser diferente, porque, si la vida sigue igual, menudo asco de vida.
FUE UNA DICTADURA
Mar Martín
40 años después de que el dictador muriera en su cama (el único del orbe conocido) el hijo del rey al que él designó con su dedo divino tras desterrar a su padre, se refiere a esa ominosa etapa como dictadura.
Felipe VI, el nieto del rey que tuvo que exiliarse a Estoril para que pudiera acontecer en España la peor de las épocas, después de una terrible guerra civil, dice hoy miércoles 28 de junio de 2017 que aquello fue una dictadura. Nunca antes la monarquía lo había dicho.
Han tenido que pasar 40 años. Han sido necesarios 40 años, que junto a los 40 de dictadura suman 80 en los que la represión directa en los primeros 40 años y soterrada, en los 40 siguientes hicieron imposible llamar a las cosas por su nombre.
En Alemania es impensable que alguien justifique el nazismo. Los alemanes conocen lo que hicieron los nazis para evitar que vuelva a ocurrir. En los países avanzados conocen su historia y han aprendido a vivir con ello.
En España, los herederos del horror se empeñan en que las víctimas de aquella inhumana represión sigan en las cunetas, sin embargo les da igual el importante dinero público gastado en la búsqueda incesante de un cadáver concreto, cuyos familiares, por cierto, tienen el mismo derecho que los demás a saber dónde se encuentra el cuerpo para darle santa sepultura. Caramba que coincidencia.
Si 40 años han tenido que pasar para pronunciar en un discurso real la palabra dictadura, ¿cuantos tendrán que pasar para que en las escuelas se explique qué significó esa dictadura y la represión que impuso a cientos de miles de mujeres, hombres y niños? Sus nombres están escritos en los archivos de ayuntamientos y recopilados en libros por investigadores e historiadores que han encomendado su tiempo a esta noble labor, pero sus restos y sus historias siguen desaparecidas.
¿Por qué será que muchos de los políticos de la derecha española se oponen a que se conozca cómo fueron asesinados y quienes fueron sus verdugos?